Hacía más de un mes que no salía a la montaña y ya tenía mono. La lesión del hombro derecho me había dejado en dique seco y justo al empezar las vacaciones el dolor de la tendinitis me dejó KO.
Por fin los analgésicos empezaban a hacer efecto y no me resistí más a subir a la montaña, además, se apuntó Gina a acompañarnos y eso era un aliciente añadido. La frase de "quan més serem, més riurem" tomaba vida.
Domingo, 12-8-2012. Llegamos a Vallter sobre las 8:30 y hacía fresco, pero a los 10 minutos de subida nos quitamos el jersey. Empezamos la ascensión hacia la Portella de Mentet, en dirección Noreste. Se notó el mes de sedentarismo! vaya si se notó!
Cuando llegamos arriba paramos para hacer alguna foto de recuerdo del lugar.
El día se presentaba despejado y nada nos hacía presagiar que se tuviera que estropear tanto, pero se estropeó.
Desde aquí se desciende directamente hacia Francia. Estas montañas marcan la divisoria de la frontera con España, pero lo dejaremos para otro día. Hoy toca seguir subiendo desde allí, en dirección noroeste, hacia el Pic de la Dona.
A medida que subíamos las vistas crecían en espectacularidad.
La cima del Pic de la Dona es enorme y pedregosa, como todo el contorno que nos rodea. Aquí hicimos una parada para desayunar un poco y reponer fuerzas.
Si ya estaba el cielo algo nublado, al llegar al Pic de la Dona la niebla ya estaba empezando a hacer acto de presencia y corría empujada por el viento a marchas forzadas. Qué poco disfrutamos de esta cima! El tiempo refrescó y tuvimos que volver a taparnos.
Seguimos la marcha por el Pla d'Ombriaga hacia el puig del mismo nombre y el tiempo ya se estaba cerrando.
Cruzando ya el Coll de la Geganta y comenzando la ascensión hacia Bastiments por l'Esquena de l'Ase, sólo teníamos visibilidad por el lado francés. Fuimos por la cresta de las montañas del circo de Morenç y por el de Ulldeter, rodeados de niebla siempre menos por Francia.
Por un momento se abrió un ratito la niebla y nos permitió tener unas vistas del circo de Ulldeter y en frente los dos Gra de Fajol y el Coll de la Marrana.
El Gra de Fajol y el Coll de la Marrana con más detalle.
Seguimos subiendo y se volvió a tapar por la niebla. Casi no se veía nada de lo que dejábamos atrás.
De pronto, durante un claro de la niebla, pudimos ver a lo lejos la cruz de la primera cima del Bastiments. Ya queda poco!
Y llegamos! Fotos de rigor...
No habíamos terminado de subir, aún quedaba llegar al segundo pico, donde hay un vértice geodésico, pero antes de llegar... cielo azul! se ve el cielo azul! Posado para una foto y que no todo sea niebla!
Llegamos al vértice. Un poco antes un cartel de madera nos informa de que el Pic del Bastiments es el nº 10 en la ruta dels Bastions, que recorre toda la Vall de Ribes. Ya vuelve la niebla.
El pobre vértice está muy mal trecho, a pesar de la estricta prohibición de dañarlo o romperlo, pero el gamberrismo no tiene límites.
Por fin llegamos al final de las 3 cimas donde se encuentra el piolet del Club Muntanyenc Mollet
Emiliano y Gina, en una de las construcciones para vivac hechas por muchos de los que han pasado por allí para resguardarse del viento. Nosotros la aprovechamos para comer a su abrigo.
A la derecha de la imagen se ve el lado francés con el Estany de Becivers en el circo del mismo nombre.
Aquí se pueden ver 2 de los 3 picos del Bastiments que habíamos dejado atrás, nosotros estábamos en el tercero.
Pero ese sol y esos claros no duraron mucho y de nuevo la niebla tapó por completo el panorama, lo cual ayudó a que me despistara y me confundiera en escoger el camino de bajada. Mi intención era bajar desde allí hacia el Coll de la Marrana y de allí al refugio de Ull de Ter, pero después de comer empezamos a bajar hacia el oeste desde la última cima, donde está el vivac, cuando deberíamos haber retrocedido hasta la cruz y haber bajado hacia el sur desde allí. No se veía nada... en fin...
Lo que sí se veía era un panorama nada alentador por el camino que tomamos y lo peor es que se fue complicando un poco más a medida que avanzábamos.
Acabamos bajando una tremenda tartera de rocas enormes y zonas de piedras sueltas que no nos hizo ninguna gracia, especialmente porque durante un rato no sabíamos muy bien dónde estábamos exactamente por la niebla.
Cuando por fin escampó un minuto y pude ver nuestra situación me orienté y descubrí que estábamos bajando por las colladas de las comas de Malinfern, por la cresta que va al pico de Freser. Bueno, no era tan grave... al menos sabía hacia dónde teníamos que ir cuando se volviera a cerrar la niebla. Eso sí, cuando terminamos de bajar la tartera y llegamos a "tierra firme" tuve verdaderas tentaciones de arrodillarme y besar el suelo a lo Juan Pablo II...
Pasé un mal rato, la verdad y dejé de hacer fotos, pero cuando retomamos el buen camino me volví a animar y aproveché la ocasión que nos brindaron unas yeguas que encontramos en una balsa de agua cerca del cruce del GR11 que viene de Nuria con la pista que sube por la Coma del Freser.
Gina fue la que más disfrutó porque no tenía costumbre de ver caballos sueltos en la montaña y porque llevaba un objetivo lo suficientemente versátil como para hacer algún primer plano sin acercarse demasiado.
Yo sólo llevaba un gran angular y no pude hacer gran cosa.
Ahora la preocupación era por el tiempo, que cada vez parecía que se complicaba más y el temor a una tormenta planeó sobre nuestras cabezas. Aunque Gina no estaba nada preocupada, ella se lo estaba pasando en grande con su cámara.
No nos llovió, por suerte y el cielo de la tarde nos brindó unas luces estupendas
Bajando ya por el otro lado del Coll de la Marrana encontramos un segundo grupo de Isards muy numeroso. En esta ocasión sí que pude hacerles alguna foto. Con el angular, eso sí...
Pensamos que se asustarían y se marcharían enseguida, pero en lugar de eso se mostraron de lo más tranquilos y descarados, dejando que nos aproximáramos mucho antes de alejarse. nos cruzaron por delante nuestro en el camino y Gina hasta pudo hacerles algunos primeros planos con su focal más larga. Qué envidia...
Volvimos a meternos de lleno en la niebla y en las proximidades del refugio de Ull de Ter nos encontramos a estas hermosas vacas bebiendo agua del recién nacido río Ter.
Lo mejor de la niebla de ese día fue la imagen que me permitió captar de mi árbol encantado. Un árbol muerto que hay en el camino del refugio y que encuentro precioso.
De nuevo, una excursión que llegó a buen término, no sin haber pasado alguna que otra aventura, eso sí. Pero sin estas aventuras creo que nos aburriríamos un poco.
Gina quedó encantada y con ganas de repetir y nosotros nos prometimos repetirla algún día pero con mejor tiempo, porque la niebla nos hizo ir a ciegas casi todo el camino y no pudimos disfrutar de las grandes vistas panorámicas de ese lugar. Así que, hasta otra, Bastiments!