miércoles, 21 de septiembre de 2011

Y a pesar de todo, no fue un mal día


Amanecimos temprano, pero no lo suficiente...
Aquél día teníamos planeado subir hasta el Refugio de Góriz para pasar allí una noche fotografiando el cielo nocturno sin contaminación lumínica o con la mínima posible.
Los planes del día incluían subir por la Senda de los Cazadores por primera vez y pagamos un precio muy caro por no estar lo suficientemente en forma. Nunca pudimos imaginar que sería tan dura para nuestras anquilosadas piernas.
La Senda de los Cazadores es un sendero que parte de la pradera de Ordesa, junto al aparcamiento y que enseguida se empina haciendo un zigzag por una pared casi vertical y  que nos llevó 3 horas terminar hasta el mirador de Carcilaruego, aunque nosotros lo bautizamos con otro nombre más propio.
Una vez allí retomamos la senda que recorre la Faja de Pelay a cierta altura y la luz no acompañó demasiado, a pesar de que nuestros sentidos se llenaron de la enorme belleza del valle de Ordesa y sus montañas desde esa situación privilegiada. No hice demasiadas fotos, la premura por intentar llegar a Goriz a la hora de cenar y la ausencia de una luz interesante para el paisaje me lo impidió. Ni siquiera le dediqué una foto a los edelweiss que nos encontramos recién brotados casi llegando ya al circo de Góriz. Cuando por fín llegamos al fondo del valle ya eran las 17:30. Nos había costado toda nuestra energía y aún quedaba la fuerte subida hasta el refugio. Después de unos minutos de indecisión, de frustración y de rabia tiramos la toalla y dejamos la subida al refugio para otra ocasión.
Antes de retomar el camino de retorno por el fondo del valle dediqué unos minutos a fotografiar la cascada de la Cola de Caballo que caía con un buen caudal de agua.
Durante el regreso nos prometimos volver a cumplir nuestros planes y poder contemplar y fotografiar la noche estrellada desde Góriz en otra ocasión.
Al volver a casa y descargar las fotos no me gustó ninguna en especial. Pesaba mucho la decepción del día en mi estado de ánimo y eso afectaba a las imágenes que capturé. Ordesa me había derrotado.
Pasados unos meses he retomado la carpeta y alguna foto se ha salvado... lo que hace la distancia y el desarmar las imágenes de su carga emocional... a pesar de todo, no fue un mal día...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Por tierras de Don Quijote



Hacía tiempo que quería fotografiar molinos de viento. Molinos de los clásicos, de los que evocan capítulos del Quijote por tierras de La Mancha.

Estuvimos en Navidades, las más frías que he vivido, con una ola de frío polar asolando la península, que nos acompañó todo el viaje... qué frío! 

Salimos del hotel sin desayunar, aún no se había despertado nadie y la recompensa fue un colorido amanecer que nos hizo olvidar un poquito el frío que sentíamos, a solas entre los gigantes de Don Quijote y con la breve visita de algún que otro habitante de Campo de Criptana paseando a su perro.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Itzurun

Tenía ganas de poder fotografiar los flysch de la costa del Cantábrico en condiciones, pero planear el viaje tenía su miga, sobre todo para los que nos hemos criado en el Mediterráneo. Hay que tener en cuenta el calendario de mareas y la hora de salida y puesta de sol, así que,  buscando con antelación, encontré la feliz coincidencia que buscaba para desplazarme hasta el País Vasco. Dos días de junio, en los que seguramente habría algas verdes sobre las rocas de la costa y que coincidía la marea baja tanto al amanecer como al atardecer. No es fácil que coincidan, así que esos días estaban grabados a fuego en mi agenda.

María, que vive en Zumaia, nos facilitó una excelente información sobre alojamientos y sobre localizaciones, cosa que aún no le he agradecido lo suficiente.

A ella, por su amabilidad y compañía va esta fotografía que es la primera que revelo de ese viaje.

Un abrazo María, hasta pronto!