Un deseo hecho realidad, llegar a Góriz sin morir en el intento. Ya sé que a algunos les sonará exagerado, pero para alguien que no está en forma la subida puede llegar a convertirse en misión imposible. Después de algunas semanas de entrenamiento lo conseguimos sin dificultades y al llegar, la vista era la recompensa.
En junio, durante una estancia en el refugio de Pineta, había leído una guía que hablaba de "preguntas que no hay que hacer al guarda de Góriz al llegar al refugio" y recordaba que en algún sitio recomendaba que al llegar, antes de entrar y buscar al guarda para registrarte, lo mejor era quitarte la mochila, soltarla frente al refugio y sentarte un rato en la entrada a descansar un poco de la subida y recobrar el aliento antes de entrar a presentar tus respetos al guarda.
Así lo hicimos, con la agradable compañía de otros montañeros, algunos compañeros que conocimos en ruta y una perrita de uno de los guardas llamada Untxu, que se acercaba buscando algo de comer a todo aquél que llegaba.
Después se trasladó la charla al comedor porque al caer el sol refrescó y con tan agradable charla, casi se me escapa el mejor momento de luz del día! cuando el sol, anaranjado, se abría paso por poniente entre alguna nube e iluminaba, con estos cálidos colores, sierra Custodia mientras Untxu descansaba apaciblemente después de haber recibido algunos "premios" de todos los montañeros que habían merendado cerca de ella.
Una imagen llena de sensaciones para mi memoria.
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